miércoles, 4 de abril de 2012

Col y Sano II (tras la lluvia)

Era una mañana en la que todo el jardín estaba mojado con charcos y barro por todas partes. Aunque hacia ya un rato que no llovía, el cielo guardaba algunas nubes que volaban a toda velocidad. El caracol, Col se deslizaba por el suelo camino a la casa de su prima , la babosa Rosa . Col en su juventud, había sido un caracol de carreras, por eso aunque lento no avanzaba tan despacio como otros caracoles. De repente el caracol se quedo quieto, delante de él una corriente de agua, le impedía el paso, la lluvia había formado un pequeño arroyo, pequeño, para nosotros, pero para Col era tan grande que no podía cruzarlo sin que se lo llevara la corriente. El caracol estaba pensando como atravesar aquel arroyo cuando apareció una mariposa marrón y gris saludando animadamente a Col.

-Hola , buenos días, cuanto tiempo sin vernos-

El caracol estiró sus ojos para ver mejor, pero no recordaba conocer aquella mariposa.

-Soy yo, Sano, ¿No me recuerdas?.

-Vaya, resultó que eras una oruga- dijo el caracol.

Sano le contó su vida en la gran manzana y como se había convertido en mariposa, también le contó lo triste que estaba por no tener vivos colores y ser una mariposa un poco fea.

En un momento la tierra comenzo a temblar, pero no , no era un terremoto, era un topo que salia de su túnel removiendo la tierra húmedarápidamente Col se metió en su concha y Sano, se quedo quieto para cinco segundos después ponerse a volar. El topo viendo que no había nada de comer por allí, regreso a su túnel.

-Pues por no tener colores vivos te has salvado de acabar en las fauces del topo cegato, veo que sigues sin conocerte demasiado bien- Dijo Col solemnemente (que quiere decir muy serio).

Sano pensó que el caracol tenia razón y dejo de estar triste.

-Muchas gracias señor Col, no se como agraderle que me haya quitado la tristeza que tanto me pesaba, si pudiese ayudarle a cruzar el río...

-No. ja ja no podrías conmigo, pero me puedes ayudar a esperar.

El caracol, no se sabe de donde, sacó un tablero de parchis y le pidió a la mariposa jugar hasta que el arroyo se secase.

Nunca se supo quien ganó la partida y a día de hoy son muchos quienes se preguntan si los topos comen mariposas, en todo caso Sano siempre se alegró de no tener vivos colores.

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